La educación de los hijos

 


Opinan nuestras leyes, y es en verdad opinión común de nuestro tiempo, que los padres deben estar presentes en todo momento en la educación de sus hijos. La opinión contraria parece ser más acertada, al menos según el juicio de Montaigne, el Señor de la Montaña, como le llamaba Quevedo con el mayor respeto.


De igual modo es opinión de todos recibida, que no es conveniente educar a los hijos en el regazo de sus padres; el amor de éstos los enternece demasiado y hace flojos hasta a los más prudentes. No son los padres capaces ni de castigar sus faltas, ni de verlos alimentarse groseramente, como conviene que se haga; tampoco podrían soportar el verlos sudorosos y polvorientos después de algún ejercicio rudo, ni que bebieran líquidos demasiado calientes o fríos, ni el verlos sobre un caballo indócil, ni frente a un tirador de florete o un boxeador, como tampoco disparar la primera arcabuzada, cosas todas necesarias e indispensables. Tales ejercicios son el único medio de formar un hombre cual debe apetecerse, y ninguno hay que descuidar durante la juventud; hay que ir a veces contra los preceptos de la medicina:
Vitamque sub dio, et trepidis agat

in rebus.[i]
No basta sólo fortificar el alma, es preciso también endurecer los músculos; va el alma demasiado deprisa si muy -112- luego no es secundada, y tiene por si sola demasiada labor para bastar a dos oficios. Yo sé cuán penosamente trabaja la mía unida como está a un cuerpo tan flojo y tan sensible que se encomienda constantemente a sus fuerzas, y con frecuencia advierto que en sus escritos mis maestros los antiguos presentan como actos magnánimos y valerosos, ejemplos que dependen más bien del espesor de la piel y eje dureza de los huesos, que del vigor anímico. (Montaigne, M. de, Ensayos, Libera los libros, pág. 112)

(Montaigne, M. de, Ensayos, Libro I, Casa Editorial Garnier Hermanos, [s.a.]., 1912, pág. 166)


[i] Que no tenga otro techo que el firmamento; que viva rodeado de alarmas. HORACIO, Od., III, 2, 5 (N. del T.)

Share

Acerca de Emiliano Fernández Rueda

Doctor en Filosofía por la Universidad complutense de Madrid. Profesor de filosofía en varios centros de Bachillerato y Universidad. Autor de libros de la misma materia y numerosos artículos.
Esta entrada fue publicada en Filosofías de (genitivas), Educación. Guarda el enlace permanente.