Archivo mensual: marzo 2013

Ideas de Viernes Santo

Un hombre es un ser que nunca se completa y nunca llega a ser total, dice el existencialista. Rodeado de otras muchas cosas que constituyen el mundo y constituyen incluso su mundo, comprende que todas ellas son seres enteros y verdaderos, pero que a él le falta lo importante. Él no es como ellas. Él siempre tiene alguna reserva de lo que todavía no es, por lo que siempre tiene algo que hacer. Ellas no. Y esa reserva de posibilidades no se habrá de agotar antes de que cese en la existencia, cuando todas las cosas sigan siendo y también siga siendo la cosa por la que él se habrá trocado. Seguirán siendo sin él.
Dejar de existir no es la nada, sino la nada de él y en cuanto que se encuentre en ese estado, la muerte no es nada, pues no puede sentirla ni conocerla. Entiéndase bien: lo de “encontrarse en ese estado” es una mera combinación de palabras sin sentido alguno. ¿Habrá que recordar aquí los argumentos de Epicuro contra la realidad de la muerte? Más o menos dicen así:
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Instrucciones para dar cuerda al reloj

Y ya que ha aparecido Cortázar en esta humilde publicación, no estará de más traer otro reducido manual de instrucciones que él dio para una tarea tan difícil como es la de dar cuerda a un reloj. Seguramente es por eso por lo que se han inventado los actuales relojes, para no tener que esforzarse tanto en vencer las dificultades de los antiguos.
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Instrucciones para subir una escalera

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
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