El impuesto de la inflación

Es creencia común que la inflación, o encarecimiento de los bienes y servicios, se debe al flujo normal de la economía, pero no es así. La inflación es en realidad un impuesto que antiguamente recibía el nombre de señoreaje, porque consistía en la ganancia que el príncipe obtenía de la manipulación de la moneda. Seguiré a Bernanke y Abel –Macroeconomics– para ilustrarlo.

Supóngase que un presidente de gobierno desea gastar 5.000 millones de euros en la financiación de un cierto proyecto -ponga aquí cada lector el que mejor le cuadre. Como las arcas del Estado están vacías y él no puede gravar con más tributos a la población, porque teme una reacción que le restaría votos en las próximas elecciones, recurre a la vieja solución de imprimir billetes.

Pero las cosas no se hacen así, dándole a una manivela que pone en funcionamiento la máquina de imprimir. El primer paso tiene que darlo el Tesoro, que autoriza al presidente a solicitar un préstamo por valor de 5.000 millones, los cuales se anotarán en el déficit presupuestario. Luego se imprimirán bonos del Estado, que no se habrán de vender al público, sino al Banco Central, a requerimiento del Tesoro. El Banco Central pagará esos bonos con 5.000 millones imprimidos para el caso y se los dará al Tesoro a cambio de los bonos. El presidente podrá disponer entonces de su dinero y lo empleará en su proyecto, con lo cual hará correr más liquidez de la existente hasta el momento.

Al haber más dinero del que había, pero no más productos que comprar con él, es obvio que el valor del primero tiene que descender en relación con los segundos. ¿Cuánto? Exactamente en el porcentaje que representen los 5.000 millones del presidente con respecto al total de la liquidez existente antes de que esos millones salieran al mercado.

El presidente habrá extraído así una parte de la propiedad de los súbditos sin que éstos se enteren y podrá presentarse a las elecciones enarbolando la realización de su proyecto y justificándolo en aras de la solidaridad, el Estado de Bienestar, la lucha contra esto o lo otro, etc. Los propietarios expoliados atribuirán la merma de sus dineros al encarecimiento de la vida, la inflación, el I.P.C., etc., sin percibir que habrán pagado un impuesto medieval llamado señoreaje. Y todos tan contentos.

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Acerca de Emiliano Fernández Rueda

Doctor en Filosofía por la Universidad complutense de Madrid. Profesor de filosofía en varios centros de Bachillerato y Universidad. Autor de libros de la misma materia y numerosos artículos.
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