La causa final

El pan procede de la harina como de su causa material, es hecho por el panadero como de su causa eficiente, y es para el hombre, según dice Hesiodo en dos ocasiones al menos:

«Y Zeus llamó a ésta mujer Pandora, porque todos los Dioses de las moradas olímpicas le dieron algún don, que se convirtiera en daño de los hombres que se alimentan de pan». (Los trabajos y los días, libro I)

Y también:

«Jápeto se llevó a la joven Climene, Oceánide de bellos tobillos y subió a su mismo lecho. Ésta le dio un hijo, el intrépido Atlas, y parió al muy ilustre Menetio, al mañoso y astuto Prometeo y al torpe Epimeteo, que fue desde un principio siempre ruina para los hombres que se alimentan de pan». (Teogonía, Hijos de Jápeto y de Climene)

Así es como las causas, pese a ser de diferentes géneros, pueden intervenir en la producción de una sola cosa. Incluso puede suceder que una misma causa produzca efectos contrarios, como pasa con el calor, que hace que crezca el trigo y puede también hacer que se agoste y seque si es excesivo, o con el vino, que despierta la inteligencia si se toma un poco y hace que uno sea más imbécil si toma mucho.

También puede ser que lo mismo sea causa y efecto en relación a lo mismo, si bien de distinta manera, como el ejercicio físico, que es el fin de la salud al tiempo que la produce. En algún aspecto, pues, la causa final es también causa eficiente, cuando e obra con intención de lograr algo. La causa eficiente es así causa del fin, pero no es lo que hace que el fin sea causa. Tampoco el fin es la causa de lo eficiente, sino de que sea eficiente. No es la salud lo que hace médico al médico, sino lo que hace que éste sea eficiente.

El fin es la causa de que lo eficiente sea causa. También de que la materia sea materia y la forma forma, porque la primera no recibe a la segunda a no ser por el fin y la segunda no hace ser en acto a la primera a no ser también por el fin.

Es por todo esto por lo que se dice que el fin es la causa de las causas, pues todas son causa por él. En cierto sentido también se llama a la materia causa de la forma, por estar ésta en ella, y, a la inversa, a la forma se le llama causa de la materia, porque ésta no está en acto por sí, sino por la forma, pues ambas se dicen por referencia mutua y con relación al compuesto, como se refiere en el libro II de la Física de Aristóteles.

(V. Tomás de Aquino, De principiis naturae, cap. cuarto)

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Acerca de Emiliano Fernández Rueda

Doctor en Filosofía por la Universidad complutense de Madrid. Profesor de filosofía en varios centros de Bachillerato y Universidad. Autor de libros de la misma materia y numerosos artículos.
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