La primera izquierda

La primera izquierda, la que toma su nombre del lugar en que sus miembros estaban sentados en la Asamblea de 1.789, a la izquierda de la presidencia, es la que se opone a la alianza del Trono y el Altar del Antiguo Régimen. El Régimen mismo se convierte retrospectivamente en Antiguo por virtud de los própositos revolucionarios, que buscan subvertir la estructura socio-político entonces existente. La acción analítica empezó a romper los moldes en que habían estado contenidos hasta el momento los franceses con el fin de que todos quedaran libres y fueran iguales entre sí, como libres e iguales son los átomos de un gas contenido en un globo. La manera de conseguirlo fue transformar en ciudadanos a los que habían venido siendo súbditos. La diferencia entre unos y otros estriba ante todo en que los primeros responden a un proyecto universalista y los segundos no pueden ser pensados al margen de la Monarquía. El proyecto de la ciudadanía tiene la vista puesta en la humanidad que habita el planeta Tierra. A ese proyecto responde, por ejemplo, el que se dotara a todo el mundo, y no a los franceses en exclusiva, de un sistema universal de pesas y medidas en la Academia de las Ciencias en 1792. Como es sabido, algunos países, como Inglaterra o Estados Unidos, no entraron en aquel plan.

En vista de lo cual debe afirmarse que si la defensa de los grupos del Antiguo Régimen y la alianza del Trono y el Altar fue lo que definió a la primera derecha, la cual existió solo como resultado de la acción de la primera izquierda, es una traición a todas las clases de izquierda generadas desde entonces un proyecto como el de Blas Infante, que pretende subordinar nuevamente lo político a lo religioso, la Nación al Altar, si bien a un altar musulmán. Algo semejante hay que decir de los partidos que propugnan la vuelta a los reinos medievales, incluso del PSOE cuando participa, promueve o “comprende” los propósitos de éstos. Pero este asunto no debe ocuparnos ahora.

Las partes anatómicas del Reino de Francia desaparecieron como tales. El clero, el estado llano y la nobleza se disolvieron en sus partes componentes y todos fueron igualmente ciudadanos. El proceso tuvo dos momentos clave: el 17 de junio de 1789, cuando el estado llano, considerando que representaba al 96% de la Nación, se constituyó en Asamblea Nacional, y el 27 del mismo mes, cuando el clero y la nobleza se integraron en la Asamblea. La Asamblea recibió el 23 del mismo mes la orden real de disolución, pero ésta se negó. Era el punto de no retorno. La Nación no podía recibir órdenes del rey, pues no había ya otro soberano que ella.

Los girondinos, sin embargo, no querían que se disolvieran los tres estados hasta llegar a los individuos y pretendieron mantener como unidades los departamentos. Pero fracasaron. Muchos fueron guillotinados y otros huyeron a las regiones. En resumen, aquella primera izquierda radical se define por transformar el Antiguo Régimen Francés en un estado nacional nuevo. Se define, pues, políticamente, no económicamente.

P. S.: Para la recta comprensión de estos hechos es de suma utilidad la lectura de Marx, El 18 brumario de Luis Bonaparte.

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Acerca de Emiliano Fernández Rueda

Doctor en Filosofía por la Universidad complutense de Madrid. Profesor de filosofía en varios centros de Bachillerato y Universidad. Autor de libros de la misma materia y numerosos artículos.
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