En contra de lo que uno tiende a creer, no es posible que una minoría detente el poder sobre una mayoría si ésta no lo consiente. En este texto de Platón Calicles defiende lo contrario diciendo que el mejor es el poderoso, pero Sócrates responde que entonces la multitud es mejor, pues en ellas está el poder. Sócrates destruye la apariencia. Muchos que hoy se apoyan en groseras razones que habrían escandalizdo a Calicles creen hoy que la excelencia está en la mayoría, como dice Sócrates burlonamente.
Sócrates.- Pero ¿llamas tú a la misma persona indistintamente mejor y más poderosa? Pues tampoco antes pude entender qué decías realmente. ¿Acaso llamas más poderosos a los más fuertes, y es preciso que los débiles obedezcan al más fuerte, según me parece que manifestabas al decir que las grandes ciudades atacan a las pequeñas con arreglo a la ley de la naturaleza, porque son más poderosas y más fuertes, convencido de que son la misma cosa más poderoso, más fuerte y mejor, o bien es posible ser mejor y, al mismo tiempo, menos poderoso y más débil, o, por otra parte, ser más poderoso, pero ser peor, o bien es la misma definición la de mejor y mas poderoso? Explícame con claridad esto. ¿Es una misma cosa, o son tosas distintas más poderoso, mejor y más fuerte?
Calicles.- Pues bien, te digo claramente que son la misma cosa.
Sóc.- ¿No es cierto que la multitud es, por naturaleza, más poderosa que un solo hombre? Sin duda ella le impone las leyes, como tú decías ahora.
Cal.- ¿Cómo no?
Sóc.- Entonces las leyes de la multitud son las de los más poderosos.
Cal.- Sin duda.
Sóc.- ¿No son también las de los mejores? Pues los más poderosos son, en cierto modo, los mejores, según tú dices.
Cal.- Sí.
Sóc.- ¿No son las leyes de éstos bellas por naturaleza, puesto que son ellos más poderosos?
Cal.- Sí.
Sóc.- Así pues, ¿no cree la multitud, como tú decías ahora, que lo justo es conservar la igualdad y que es más vergonzoso cometer injusticia que recibirla? ¿Es así o no? Y procura no ser atrapado aquí tú también por vergüenza. ¿Cree o no cree la multitud que lo justo es conservar la igualdad y no poseer uno más que los demás, y que es más vergonzoso cometer injusticia que recibirla? No te niegues a contestarme a esto, Calicles, a fin de que, si estás de acuerdo conmigo, mi opinión quede respaldada ya por ti, puesto que la comparte un hombre capaz de discernir.
Cal.- Pues bien, la multitud piensa así.
Sóc.- Luego no sólo por ley es más vergonzoso cometer injusticia que recibirla y se estima justo conservar la igualdad, sino también por naturaleza. Por consiguiente, es muy posible que no dijeras la verdad en tus anteriores palabras, ni que me acusaras con razón, al decir que son cosas contrarias la ley y la naturaleza y que, al conocer yo esta oposición, obro de mala fe en las conversaciones y si alguien habla con arreglo a la naturaleza lo refiero a la ley, y si habla con arreglo a la ley lo refiero a la naturaleza.
Cal.- Este hombre no dejará de decir tonterías. Dime, Sócrates, ¿no te avergüenzas a tu edad de andar a la caza de palabras y de considerar como un hallazgo el que alguien se equivoque en un vocablo? En efecto, ¿crees que yo digo que ser más poderoso es distinto de ser mejor? ¿No te estoy diciendo hace tiempo que para mí es lo mismo mejor y más poderoso? ¿O crees que digo que, si se reúne una chusma de esclavos y de gentes de todas clases, sin ningún valer, excepto quizá ser más fuertes de cuerpo, y dicen algo, esto es ley?
Sóc.- Bien, sapientísimo Calicles; ¿es eso lo que dices?
Cal.- Exactamente.
(Platón, Gorgias, 488 c – 489 c)