Tolerancia

Ser tolerante hoy es ser moralmente bueno y, sobre todo, un demócrata. El intolerante, por el contrario, es malo y antidemócrata. La tolerancia es la virtud moral y politica suprema. Se relaciona con la libertad de opinión, de palabra, prensa, etc., entendida como la obligación de respetar la opinión de toda persona, sea quien sea.

Pero esto es indefendible, pues equivale a creer que todos los individuos tienen pleno uso de su razón y por tanto tienen el derecho a ser oídos.

Así concebida, la tolerancia es ridícula además de muy perniciosa para quien la practique. ¿Quién aceptará que vale lo mismo lo dicho por el médico que lo dicho por el paciente, aunque este último siente los efectos de la enfermedad y el otro no?

En la vida normal no es posible practicar esta virtud. En cuanto haya una reunión de diez personas no pueden contar todos igual. Es necesario hablar por turno, nadie debe acaparar el tiempo de todos para exponer sus ideas, es incorrecto ponerse a hablar de otra cosa por el simple hecho de que uno tenga una opinión formada sobre ella, etc. Y si se trata de una multitud que se ha reunido, por ejemplo, en una asamblea, ¿habrán de tener todos derecho a hablar ante todos y prolongar así la reunión indefinidamente?

Además de esto, hay personas que carecen de todo crédito, sea por ignorancia, por falta de luces o por maldad. ¿También con ellos hay que ser tolerante y concederles el derecho a ser oídos, que implica la obligación de que se les escuche con atención?

Por otro lado, no puede tolerarse que alguien diga ciertas cosas, por muy verdaderas que sean. No debe permitirse que alguien haga alusiones en público sobre la cojera, la joroba o cualquier otro defecto físico de otra persona. En esto hay que ser intolerantes.

Incluso es posible que en ciertas ocasiones sea correcto no respetar la opinión de alguien por respeto a su persona. Si estoy hablando en público y de mi boca no salen más que insensateces, el amigo debe hacérmelo saber para que yo no quede en ridículo. Su amistad debe librarme de mi opinión. Si no lo hace así es un mal amigo.

Luego la tolerancia no es siempre buena y en algunas circunstancias puede ser mala. Para saber si algo es moral o inmoral no hay que preguntarse si cae o no dentro de los parámetros del tolerante, sino al revés, habrá que saber primero si la tolerancia es buena o no. No es ella la medida de la moral, sino la moral medida suya.

Hay veces que no es buena si se liga con la verdad, como el caso de la cojera o la joroba que he mencionado, pero en otras tendrá que ligarse con ella. Si alguien quiere, por ejemplo, publicar una investigación sobre el vuelo de las brujas la noche del Sabbath, no debe financiárselo el Ministerio de Cultura, por mucho que éste predique la virtud de la tolerancia y de la libertad de imprenta. El Ministerio debería financiar las investigaciones que tengan que ver con la verdad. En todo caso, no es fácil establecer un criterio fijo.

Tampoco está claro que la conexión con la libertad haga que la tolerancia sea buena. La libertad del etarra para matar a la gente es algo que no debe tolerarse. La intolerancia es también lo bueno en un caso así.

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Acerca de Emiliano Fernández Rueda

Doctor en Filosofía por la Universidad complutense de Madrid. Profesor de filosofía en varios centros de Bachillerato y Universidad. Autor de libros de la misma materia y numerosos artículos.
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