La revolución auténtica

(De una conversación oída en un café:)

-Convéncete de una vez. Todo lo que huela a marxismo, liberalismo, anarquismo, y socialismo es una antigualla Bien está que todo eso se utilice como fraseología cuando haga falta, pero nada más. Tarde o temprano no quedará ni eso.

-Esas ideologías han envejecido y ya no dicen nada, de acuerdo. Pero algo tiene que poder salvarse. Por ejemplo, la socialdemocracia. Tú y yo somos socialdemócratas, ¿no? Es una actitud progresista que tú también defiendes.

-Sí, lo defiendo, pero no te confundas. Yo defiendo la socialdemocracia a condición de que se modernice y se desprenda de toda la ganga inútil del pasado. Todo eso de las estructuras sociales, económicas y políticas, lo del proletariado, la burguesía, la explotación de la mano de obra, el capitalismo, los mercados… ¿No te das cuenta de que es palabrería hueca? Con eso no hay nada que hacer. Es ideología, no ciencia, aunque hace cincuenta años parecía otra cosa. La revolución actual es otra cosa. Está apoyada por la ciencia.

-Me sorprende que digas eso. ¿Es que la revolución no es también cosa del pasado?

-No, ésta de que yo te hablo no. Ésta ya te he dicho que tiene respaldo científico. Está demostrado que el hombre en sí no existe y que su ser resulta del ambiente cultural. Desde la teoría evolucionista hasta las últimas ideas psicológicas, sociológicas, ecológicas, etc., todo es ambientalismo. Es decir, que no hay padres y madres, sino roles sociales que nos toca desempeñar. Cualquier persona puede hacer de padre o de madre. Tampoco hay individuos de sexo masculino o femenino, sino imposiciones de la historia cristiana de Europa. El que ahora hace de marido o de padre puede mañana hacer de madre o esposa. Y con los hijos pasa lo mismo. Cualquiera puede ser hijo de cualquiera sin necesidad de pasar por el trámite de haber sido engendrado o parido con su ayuda.

-Pero hay quien argumenta que todo eso no es verdad y que la ciencia…

-Quien dice eso es un reaccionario. La verdad es algo que se construye entre todos, democráticamente. La ciencia tiene que ser participativa, antidogmática y respetuosa con el medio. Para eso hemos impuesto una asignatura en Bachillerato que todos deben cursar. Se llama Ciencias para el mundo contemporáneo. Presta atención al título. Dice para¸ no del ¿Te das cuenta? Es una propedéutica, una orientación para la vida en el mundo que entre todos tenemos que realizar. Un mundo que habitará el hombre nuevo.

(A partir de este momento no pude oír nada más)

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Acerca de Emiliano Fernández Rueda

Doctor en Filosofía por la Universidad complutense de Madrid. Profesor de filosofía en varios centros de Bachillerato y Universidad. Autor de libros de la misma materia y numerosos artículos.
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