Santo Tomás fue un filósofo y teólogo dotado de una gran capacidad de asimilación y ordenamiento de los elementos más dispersos. A nadie se sujetaba y a ninguna escuela pertenecía, de todas partes tomaba las ideas o teorías interesantes para construir con ellas un edificio de líneas elegantes y bien trabadas en el que cada puntal se apoya en otro y sostiene a un tercero de manera que todos contribuyen al fortalecimiento de un conjunto elegante y bien construido similar a las catedrales góticas, como la de Burgos. En la búsqueda de piezas para su obra no olvidó a nadie, ya fuera latino, griego, judío o musulmán. A todos trataba con respeto, pero con ninguno transigía, porque estaba convencido de que la filosofía no se ha hecho para saber qué piensan los hombres, sino cuánto hay de verdad en ellos. Ejemplo magno de todo ello es la «Summa theologiae», obra cumbre del periodo medieval.
Aquino, S. Thomae de
Summa theologiae. Prima (texto latino)
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Aquino, S. Thomae de
Summa theologiae. Prima secundae (texto latino)
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Aquino, S. Thomae de
Summa theologiae. Secunda secundae. 1 (texto latino)
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Aquino, S. Thomae de
Summa theologiae. Secunda secundae. 2 (texto latino)
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Aquino, S. Thomae de
Summa theologiae. Tertia (texto latino)
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