Utilizados en sentido antropológico, los nombres de izquierda y derecha se refieren a posturas filosóficas y políticas. Las historias de la filosofía ya denominan izquierda aristotélica a la corriente materialista que, procedente de Aristóteles y pasando por Estratón, llega a Avicena, y derecha a la espiritualista que llega a Santo Tomás desde Aristóteles y Alejandro de Afrodisia.
Las denominaciones de sentido político, por su lado, mantienen muchas relaciones con la anatomía humana. Así, los socialistas alzan el puño derecho y los comunistas el izquierdo. Pero estas relaciones tienen escaso interés. Tampoco lo tienen las que hay entre la anatomía y las posturas filosóficas, pues lo que se busca es el sentido político. Ello sin olvidar que hay cruces dignos de atención entre, por ejemplo, la línea teológica y la política: se dice que Mani y Zaratustra eran zurdos y es sabido que los arrianos se sentaron a la izquierda de Osio de Córdoba, el presidente, en el Concilio de Nicea, lo mismo que sucedió en la Asamblea Revolucionaria Francesa el día cuatro de septiembre de mil novecientos ochenta y nueve, cuando los jacobinos se situaron a la izquierda del presidente y los fuldenses a la derecha para tratar del veto regio. Parece que en España sucedió algo semejante en 1871 y en 1931.
Algunos, como Tierno Galván, dicen que la relación entre las posiciones ocupadas en Nicea, en la Asamblea Revolucionaria, en el parlamento español de la II República, etc., no se deben al azar. Pero hay que objetar que si tal relación es importante por estar cargada de connotaciones filosóficas o teológicas, lo que ha de explicarse es por qué sucede así en vez de darlo por sentado, porque del hecho de sentarse a un lado u otro de la presidencia no conduce a gentes tan dispares como los obispos arrianos de Nicea, los revolucionarios franceses o los republicanos españoles a defender ciertas doctrinas. O al menos no les impone mecánicamente el seguimiento de una postura determinada y la votación consecuente. Lo que se debe explicar más bien es por qué tiene significado político la oposición izquierda-derecha.
Lo que es cierto es que en el Concilio de Nicea no se habían asociado connotaciones valorativas a las posiciones espaciales relacionadas con la lateralidad humana. Es posible que los obispos arrianos se sentaran a la izquierda porque en la celebración de la Santa Misa era el lugar ocupado por el pueblo, en tanto que la nobleza se sentaba a la derecha del sacerdote. ¿Pretendieron acaso que se les asimilara a la gente humilde? Es poco verosímil. En todo caso, habría que presentar pruebas de ello. La lateralización no debió existir entonces ni, desde luego quedó fijada para la posteridad, porque en la celebración de los Estados Generales el día 5 de mayo de 1789 el clero se sentó a la derecha, la nobleza a la izquierda y el pueblo llano al fondo, lo que indica que la izquierda y la derecha espaciales eran indiferentes a toda valoración.
La valoración que diferenció por primera vez a la izquierda de la derecha políticas debió aparecer en la Asamblea del 28 de agosto de 1789, cuando los que apoyaron el derecho real al veto absoluto estaban sentados a la derecha y los que defendieron un veto moderado a la izquierda, lo que se debió seguramente al deseo de parecerse al parlamento inglés, dividido entre el partido del gobierno, sentado a la derecha, y la oposición, sentada a la izquierda. Sea por este motivo o por otro, lo cierto es que a partir de entonces se mantuvo la posición topográfica con la correspondiente carga de valoraciones, aunque no sin excepciones.
Luego, a falta de mejores pruebas, debe darse por cierto que la primera vez que la denominación de ciertas posiciones políticas con el nombre de la mano izquierda adquirió carta de naturaleza con motivo de este acontecimiento.