El cinco de mayo, aniversario del nacimiento de Carlos Marx, supimos por la prensa escrita que en el gobierno socialdemócrata de la región andaluza habían entrado tres militantes del Partido Comunista Andaluz. Este hecho debería ser considerado como una grave infracción de la tradición y la doctrina comunistas.
Debe considerarse una desviación de la tradición comunista que por primera vez publicó en el órgano oficial Izvestia en 1929 su decisión de “luchar contra el ala izquierda de la socialdemocracia” porque “sostiene la política del socialfascismo”. Se pensaba entonces que los jefes social-fascistas y anarco-sindicalistas habían iniciado una guerra a muerte contra el comunismo internacional. El socialfascismo era para aquellos comunistas que habían asistido a la ruptura socialdemócrata de la II Internacional una organización que se hace eco de los intereses de la burguesía con el fin de frenar el impulso revolucionario del proletariado, inventando huelgas en España, pregonando movimientos revolucionarios fantásticos, ayudándose de la prensa burguesa, preparando la Gran Guerra, etc.
Debe considerarse, en segundo lugar, una grave infracción de la doctrina comunista porque lo esencial de ésta no es la filosofía de Hegel, el socialismo de Proudon y Fourier ni la economía de Adam Smith y Ricardo. El marxismo no es la fusión de esas tres esferas. Lo esencial en él es el concepto de totalidad.
Este concepto significa la universalización integral de la sociedad humana, lo que exige la disolución de las sociedades llamadas por Marx “sociedades naturales” o sociedades sin historia, entre las que él nombra a la vasca. En las sociedades prehistóricas, o naturales, los hombres se particularizan en sus ritos, sus creencias, sus costumbres y su modo de ser. Nunca producirán un tipo humano que pueda extenderse más allá de los límites de la tribu. Su propósito no es otro que refugiarse en un pasado mítico y no comprender que la verdad de lo humano se hace y se piensa en la historia y que la historia lo es de un sujeto humano que se universaliza. A ese proyecto de vuelta a la prehistoria se han sumado nuestros comunistas.
Lo que reviste más interés en el marxismo lo desprecian sus seguidores. Y lo hacen además en la tierra andaluza el año en que se celebra el bicentenario de la Constitución de Cádiz, un suceso crucial en la historia de España y de cuarenta naciones que la tomaron como modelo. Y también un suceso crucial en la universalización histórica del sujeto humano, como dijo el mismo Marx en sus escritos para el New York Daily Tribune en 1854:
las Cortes reconocieron la plena igualdad política de los españoles americanos y europeos, proclamaron una amnistía general, sin ninguna excepción, promulgaron decretos contra la opresión que pesaba sobre los indígenas de América y Asia, cancelaron las mitas, repartimientos, abolieron el monopolio del mercurio y tomaron la delantera de Europa suprimiendo el comercio de esclavos. (Carlos Marx, «España revolucionaria VI», New York Daily Tribune, nº 4.244, 24 de noviembre de 1854)
La constitución gaditana es un hecho universal más acorde con los principios del socialismo marxista que esta demagogia andalucista en que se han sumido sus hijos.
(Publicado en La piquera, de Cope-Jerez el 09/05/2012)