Narración de la entrada de los muslimes en Al-Ándalus

Y en cuanto a la entrada de los muslimes en Al-Ándalus, refiérense sobre ella cuatro especies. Es la primera, que la tierra de Al-Ándalus la entraron dos Al-Fehríes, Abdu-l-lah ben Nafí ben Abdi-l-queis y Abdu-l-lah ben Al-Husayn, llegando a ella por el lado de la costa en tiempo de Otsman el Califa (Dios le tenga en su gracia). Dice Al-Taberí que vinieron a ella aficionados a su tierra y mar, y que la conquistaron por el permiso de Dios (enaltecido sea su nombre), así como la tierra de Afrancba, que fue agregada con Al-Ándalus al dominio de los muslimes a semejanza de Ifriquia, sin que cesara por esto de permanecer el amirato de Al-Ándalus en Ifriquia, hasta que vino la época de Hixem ben Abdi-l-melic e impidieron los bereberes las comunicaciones, quedando los habitantes de Al-Ándalus por su estado en condición superior a la de ellos: habiendo tenido lugar esta entrada el año 27 (32) de la noble Hégira (33) . Y la segunda voz es que la conquistó Muza ben Nosayr año 91 (34) , así lo dice At-Taberí, de cuya narración se desprende también que pasó en persona y dirigió él mismo esta algazúa (35) y conquista. Y la tercera, que Tarif la entró y comenzó su conquista el año 91. Y la cuarta, que Tariq fue el primero que la entró el año 91, conquistándola después Muza el año 92 (36) . Y en suma, la diversidad se halla en estos cuatro puntos: se dice que la entraron primero los Al-Fehries y asimismo Ben-Nosayr, y asimismo Tarif, y también Tariq; de lo que se deduce que los dos Al-Fehríes penetraron en ella en tiempo de Otsman (Dios le tenga en su gracia) saqueándola por las costas, y Tarif la entró el año 91, asolándola y devastándola, acción atribuida sin duda a Muza como ejecutada de orden de este amir; siendo verdad en ello la conexión con Muza, y verdad el dicho de At-Taberí, y verdad también lo que dice Ar-Razí desde lo primero a lo último; y Tariq finalmente hizo la entrada apetecida a conquistarla, año 92. Y cuenta Arib, que el bárbaro Ilian, gobernador de la Isla Verde (37) , entró en relaciones con Muza ben Nosayr, gobernador de Ifriquia, año 91, por mediación de Tariq ben Zeyad su teniente en Tanja y sus alrededores, que le escribió ponderándole la empresa de apoderarse de Al-Ándalus y presentándosela como fácil y asequible; aunque también se ha dicho y mejor, a lo que parece, que se dirigió en persona a Muza, caminando por mar para que se le reuniera a este fin. Tomó consejo Muza del califa Al-Gualid ben Abdi-l-melic respecto al mensaje y la intervención de su persona en esta empresa, en vista de la diversidad de pareceres entre los suyos, y le contestó Al-Gualid, recomendándole que explorase la tierra con gente de a caballo, sin exponer (38) a los muslimes; y envió Muza a un bereber que se llamaba Tarif y por apellido Aben Zará (39) con cien jinetes y cuatrocientos peones, el cual hizo la travesía en cuatro barcas, arribando a las costas de Al-Ándalus en lo que está enfrente de Tanja, y es conocido por Gecira-Tarifa, que se llamó de su nombre a causa de este desembarco. De allí corrió el país por lo que está inmediato hacia la parte de Algecira la Verde, y recogiendo cautivos y riquezas en abundancia volvió salvo (40) . Fue su paso en la luna de Ramadán del año 91 (41) . Y la generalidad está de acuerdo en que es indudable haber sido el administrador principal de la conquista en su parte mas gloriosa y granada Tariq ben Zeyad, sobre quien hay divergencia en cuanto a su origen y prosapia, pues los unos admiten que era berberí de Nefza, liberto de Muza ben Nosayr, de sus esclavos berberíes; y otros afirman que era persiano. Dice Salen ben Abi Saleh que su verdadero nombre fue Tariq ben Zeyad, ben Abdi-l-lah, ben Refhué, ben Guarfagom, ben Inzagacin, ben Gualajas, ben Itufat, ben Nefzan. Todos convienen al menos en que Tariq, antes de la expedición de Al-Ándalus, era lugarteniente de Muza en Magreb Alacsa, encargado por el amir de los rehenes berberíes de Almagreb (42) ; y se dice asimismo que Tariq pasó a Al-Ándalus con rehenes berberíes el año 92. Dijo Ebnu-l-Catan, a quien siguen la mayor parte de los historiadores, que su residencia estaba en Tanja, no faltando quien diga que en Sigilmesa, pues a la verdad Salé y cuanto cae detrás de ella desde Fez, así como Tanja y Sebta eran de los cristianos, hallándose Tanja en poder de Ilian, uno de ellos. Era ciertamente Tariq a la sazón vicario de Muza ben Nosayr; y aquí disienten otra vez los historiadores si a la verdad pasó a Al-Ándalus por mandato de Muza, o si pasó a ella por acuerdo de su ejército, que no le fuera posible sino comunicárselo por escrito (43) ; aunque la primera opinión es la mas recibida y aceptada. Cuenta Ar-Razí refiriéndose a Al-Guaquidí lo siguiente: Había dado el califa Al-Gualid ben Abdi-l-melic el gobierno y mando de Ifriquia a Muza ben Nosayr, que lo encomendó a Tariq en la parte de Tanja, y como fuera vecino de Tariq el cristiano Ilian, que residía en Algecira Al-Hadra, lugar próximo a Tanja, mantuvo relaciones con él hasta llegar a convenirse, prometiéndole Ilian introducirle en Al-Ándalus con todo su ejército. Juntáronse a Tariq doce mil berberíes que había reunido para la expedición con permiso de su señor Muza ben Nosayr, e Ilian trasportó las compañías de Tariq en barcos de mercaderes, que iban y venían a Al-Ándalus, y no se apercibieron de ello las gentes de Al-Ándalus, antes juzgaban que los barcos iban y venían en verdad con sus mercaderes; y así trasportó a Al-Ándalus las diferentes haces sucesivamente, y cuando solo quedó un cuerpo de tropas, se embarcó Tariq con su comitiva, e hizo pasar el mar a sus compañeros, quedando Ilian en Algecira Al-Hadra para mirar mejor por todos. Desembarcó Taríq en uno de los montes de Al-Ándalus, el 13 de Regeb del año 92 (44) , según se ha referido, y el monte se llamó de su nombre, como se conserva hasta el día (45) . Hablando de estas cosas refiere Isa ben Muhammad de los hijos de Abu-l-muchafar en su libro sobre «La ocasión de la entrada de Tariq en Al-Ándalus», los siguientes pormenores: «Era Tariq guali de Muza en Tanja, y hallándose sentado un día, he aquí que vio unos barcos que se divisaban en la mar, los cuales cuando hubieron echado ancla, salieron de ellos hombres que se apresuraron a desembarcar su gente, y los desembarcados dijeron: «Hemos venido a vosotros implorando auxilio.» Venía con ellos su jefe que se llamaba Eilian. Díjole Tariq: «¿Qué motivo te ha traído a este punto?» Y respondióle él: «Mi padre (46) ha muerto y se ha apoderado de nuestro reino un batriq (47) , que llaman Ludheriq, el cual me ha despreciado y cubierto de oprobio; por cuya causa, habiendo llegado a mi noticia el estado de vuestras cosas, he venido a vosotros con el propósito de llamaros a Al-Ándalus, donde seré vuestro guía.» Accedió gustoso Tariq, y pidió auxilio a los berberíes, que eran doce mil en número, trasportándolos Ilian en barcos por compañías separadas, como se ha referido anteriormente. Y cuentan otros que Sebta, Tanja y Al-Hadra con toda esta región pertenecían a los estados del rey de Al-Ándalus, que mandaba en la parte contigua a ambas costas, poseyendo los griegos el país colindante en este tiempo, que los berberíes ya deseaban habitar las ciudades y alquerías (aunque su gusto era habitar los montes y el desierto en la época que fueron pastores de camellos y ganados). Estaba, dice, el cristiano a la sazón en paz con ellos; mas había uso entre sus reyes que les sirvieran los hijos de sus patricios y magnates, los hombres en el exterior y las doncellas en palacio (costumbre conservada hasta el día en algunos pocos que les sirven de jóvenes para ilustrarse en su literatura y adoctrinarse en su ley, reuniéndose cuando lo consiguen o llegan a mayor edad a su familia y gente), y sucedió que un rey de los godos, llamado Rudberiq, extendió la mano sobre la hija de Ilian que tenía en su palacio (48) , y la hizo violencia en su persona; por lo cual envió ella un mensaje a su padre, dándole cuenta secretamente de todo, e Ilian cuando hubo recibido la noticia, la guardó y ocultó en su pecho, esperando con ella días y meditando calamidades, hasta que fue de la entrada de los árabes de Al-Magreb lo que fue. Y escribió Ruderiq a Ilian para que le proporcionase halcones, aves y otras cosas, y le respondió Ilian con tales palabras: «Ciertamente irán a ti aves de las que no oíste jamás semejantes», con lo que aludía a su traición. En seguida invitó a Tariq a que pasase el mar, y hay discordancia en las narraciones (49) sobre los combates que dio Tariq a la gente de Al-Ándalus: y se dice que Ruderiq se adelantó contra él, reuniendo tropas escogidas, el nervio de la gente de su reino (50) , guiándolas desde el trono real tirado por dos mulos, y con la corona en la cabeza y demás insignias que visten los reyes (51) , llegando hasta el monte donde estaba Tariq, que le salió al encuentro con sus compañeros, peones en la mayor parte, que solo había algunos caballos, y tuvieron una reñida batalla, hasta el punto que pensaron perecer: cambió Dios luego las partes de sus enemigos, que fueron puestos en fuga, y alcanzó Tariq a Rudheriq en el Guad-al-Tin (52) , pasando adelante hasta que entró en Cortoba, y Dios abrió Al-Ándalus a los muslimes.»—Tal es la narración de Iça en su libro. Dice Al-Guaquidí: «Ciertamente combatieron desde que apareció el sol hasta que se puso, y no hubo jamás en Al-Magreb otra batalla mayor que ella; pues quedaron huesos en el lugar de la pelea largo tiempo que no fueron apartados»; y añade además el mismo autor con referencia a Abdu-l-hamid ben Giafar, que se refería a su vez a su padre, que le aseguró haberlo oído de uno de los de Al-Ándalus, que hacía recitaciones a Said ben Al-Mosayb sobre su historia: «No levantaron los muslimes la espada de sobre ellos en tres días hasta que la metieron en la vaina.» Después se dirigieron los muslimes a Cortoba, que era la ciudad de Al-Ándalus donde residía Rudheriq, distante de la costa camino de cinco días, en tiempo que se hallaba Rudheriq hacia Arbona, frontera de Al-Ándalus en lo mas remoto del reino (por donde esta contigua Alfrancha, a mil millas de Cortoba), y cogieron Tariq y sus compañeros en la primera batalla diez mil cautivos, ascendiendo la parte de botín en oro y plata, que tocó a cada uno de los peones a doscientos cincuenta dinares (53) . Y refiere Ar-Razí que cuando llegó a Ruderiq la noticia de lo que hicieron Tariq y los suyos, envió contra él sus ejércitos uno tras otro, encargando su mando a un hijo de una hermana que tenía, llamado Bengo (54) , que era el de mayor autoridad entre sus gentes; y acaeció que en todos los encuentros se desbandaban sus tropas, por lo que eran acuchilladas, y fue muerto Bengo, huyendo su ejército y quedando victoriosos los muslimes (55) . Entonces montaron los peones a caballo y se esparcieron por los alrededores, que recorrieron de aquella manera. Luego vino contra ellos Rudheriq con su ejército, peones y gentes de su reino, sentado en un trono como se ha referido, y cuando llegó al lugar donde estaba Tariq, salióle este al encuentro, y combatieron sobre el Guad-al-Leca (56) en la cora de Xidhona (siendo aquel el día de ellos, que fue a saber domingo, a dos noches por andar de la luna de Ramadán) desde que salió el sol basta que se sumergió en la noche, y amaneció el lunes sobre la pelea hasta la tarde, prolongándose seis días de este modo basta el segundo domingo en que se completaron ocho días; y mató Dios a Ludheriq y a quien con él estaba, y fue abierta a los muslimes Al-Ándalus, y no se supo el paradero de Ludheriq, ni fue hallado su cadáver; aunque se hallaron sus botines con labores de plata, y unos dicen que se ahogó, y otros que fue muerto; mas Dios solo sabe lo cierto de él (57) . Después de la batalla se movió Tariq hacia el estrecho de Algecira y luego se dirigió a Ezga, donde halló los restos del ejército que le combatieron con pelea reñida, hasta el punto de ser grande la matanza y carnicería de los muslimes; pero les auxilió Dios y rechazó las invocaciones bárbaras, y arrojó el temor en el corazón de los idólatras, que fue corto para ellos el país y se dirigieron a Tolaitola (58) , y abandonaron las ciudades de Al-Ándalus y quedó tras ellos poca gente (59) . Entonces vino Ilian a encontrar a Tariq desde Al-Hadra, lugar de su residencia, y le dijo; «ya has abierto la conquista de Al-Ándalus, toma de mis compañeros adalides (60) y divide con ellos tus haces y marcha con ellos a Medina Tolaitola»; y dividió Tariq sus haces desde Ezga (61) .

(Ibn Idari, Historias de Al-Ándalus. Kindle/Libro impreso

 

 

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Acerca de Emiliano Fernández Rueda

Doctor en Filosofía por la Universidad complutense de Madrid. Profesor de filosofía en varios centros de Bachillerato y Universidad. Autor de libros de la misma materia y numerosos artículos.
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