Mariana Mazzucato, en su artículo «El orden económico roto: Cómo reconfigurar el sistema internacional en la era Trump», analiza las causas y consecuencias de la reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, enfocándose en las deficiencias del sistema económico actual y proponiendo una reestructuración hacia un modelo más equitativo y sostenible.
Pongo a disposición de mis lectores y resumen del artículo:
La autora señala que la reelección de Trump refleja una profunda insatisfacción económica entre la clase trabajadora estadounidense. Por primera vez en décadas, el candidato demócrata obtuvo más apoyo de los estadounidenses más ricos que de los más pobres. En 2024, la mayoría de los votantes de hogares con ingresos inferiores a 50.000 dólares anuales optaron por Trump, mientras que aquellos con ingresos superiores a 100.000 dólares tendieron a votar por Kamala Harris. Este cambio indica un desencanto con un sistema económico que ha concentrado la riqueza en la cima, ha permitido el crecimiento desmedido del sector financiero y ha desatendido el bienestar de millones de ciudadanos.
Aunque la administración de Joe Biden implementó medidas para abordar el estancamiento salarial y el alto costo de vida, como la reducción de la inflación y el aumento del salario mínimo para empleados federales, estas políticas no resolvieron problemas subyacentes como la desigualdad de ingresos, las altas tasas de deuda personal y el acceso desigual a servicios esenciales. Además, la influencia del sector financiero en la economía y la disminución de la afiliación sindical han perpetuado las desigualdades estructurales.
Las políticas propuestas por Trump, como aranceles elevados y una reducción del sector público, podrían aumentar el coste de vida y limitar la capacidad del gobierno para ejecutar proyectos de gran envergadura. Su enfoque mercantilista podría generar inestabilidad económica a nivel internacional y disminuir la capacidad de Estados Unidos para ejercer liderazgo económico.
A pesar del resurgimiento del nacionalismo económico en Estados Unidos, otros países están explorando agendas económicas ambiciosas. Iniciativas como la de Brasil, que ha adoptado una estrategia industrial orientada a misiones centradas en la seguridad alimentaria, la salud y la transformación digital, ofrecen lecciones valiosas. Líderes de países como el Reino Unido, España y Sudáfrica también han prometido poner a las personas y al planeta en el centro de sus políticas económicas.
Mazzucato enfatiza la urgencia de reformar las instituciones multilaterales para hacerlas más equitativas y eficaces. Propuestas como la Iniciativa de Bridgetown buscan corregir un sistema financiero internacional que niega a muchos países el acceso a financiamiento asequible para proyectos verdes. Además, es esencial que las reglas de la Organización Mundial del Comercio se reformen para no inhibir las políticas verdes de los países miembros ni perjudicar a las naciones de menores ingresos.
En conclusión, la reelección de Trump sirve como advertencia sobre las deficiencias del modelo económico actual. Para avanzar hacia un sistema más equitativo y sostenible, es necesario que los gobiernos adopten medidas audaces, aprendan de las lecciones recientes y prioricen el bienestar de las personas y la salud del planeta. Esto implica una reestructuración profunda de cómo funcionan las economías y a quién benefician.