Aunque estuviera uno de acuerdo en que el de los bolcheviques y el nacionalsocialismo son diferentes, obviando que posiblemente sean dos especies de un mismo género, el socialismo, hay que convenir en que los procedimientos utilizados (y probablemente las ideas políticas) por ambos son iguales. De ello da fe Grossman en el texto citado más abajo, un alegato implacable sobre esta semejanza.
En estos términos se está librando la batalla por el poder entre Ayuso y Casado. Poco importa que tenga razón ella o la tenga él. Ganará quien tenga más virtú, más fuerza, resistencia, sagacidad, prudencia y apoyos poderosos. Es un choque de voluntades, no de razones. Un choque del que, dadas las circunstancias, no pueden evadirse. El enfrentamiento les ha sobrevenido tal vez sin buscarlo: es la mitad que depende de la diosa. El modo en que lo afronten es cosa de ellos: es la mitad que depende de su propia decisión. Ignoro si son conscientes de que no puede haber acuerdo ni concordia y de que el reto solo puede tener un desenlace: uno de los dos tendrá que sufrir la muerte política. Otra cosa no es posible. El vencedor será el próximo candidato a la presidencia de la nación.
Ese desenlace sucederá hoy, mañana o dentro de un mes. No puede saberse. Pero sucederá. Vencerá el que tenga más fuerza y decisión, además de contar con aliados más poderosos. La fuerza y la decisión parecen estar del lado de la mujer, ¡qué mujer!, y los aliados poderosos del lado del varón, que es un pusilánime. Los que no podemos hacer otra cosa que asistir al duelo en calidad de espectadores tenemos que desear que se resuelva cuanto antes. Nos va mucho en ello, si es que aspiramos a tener por fin un buen presidente de esta sufrida nación nuestra.
(Publicado previamente en Minuto Crucial el 18/02/2022)









