Ucrania no es Rusia

Mapa del Mar Negro de 1690. Hay una región cartografiada con el nombre «Ucrania o país de los cosacos»

Putin ha dicho en varias ocasiones que Ucrania es una invención bolchevique, una invención de Lenin en particular después de la revolución de 1917, pero que su pueblo siempre se ha considerado ruso y ortodoxo “antes del siglo XVII y después también”. Afirma que, puesto que Lenin detestaba el nacionalismo zarista, cárcel de pueblos, según él, creía que Ucrania no era rusa, sino una nación aparte, aunque en ella hubiera minorías rusas. Esta doctrina era una bomba de relojería, agregó Putin en enero de 2016. Lenin había arruinado la estabilidad del Estado Ruso por conceder rango jurídico a Ucrania y a las demás repúblicas soviéticas. Completaba el argumento histórico con el expansionismo de la OTAN. Un expansionismo que, según su idea, había abarcado suelo ruso en Ucrania, dado que esta nación siempre ha sido parte de Rusia.

Pero esto es una burda mentira. Stéphane Courtois,  historiador y director del Centre National de la Recherche Scientifique, coautor de El libro negro del comunismo, de imprescindible lectura, ha desmontado el argumento histórico de Putin en un artículo publicado en Le Figaro el pasado uno de marzo. Afirma este autor que Ucrania existe desde hace más de mil años, que comenzó con la Rus de Kiev, una federación de tribus que tuvo origen en la fundación de la dinastía rúrica el año 862 y llegó a ocupar una vasta extensión, entre el Báltico y el Mar Negro a mediados del siglo XI. Sin embargo, la primera referencia a Moscú data de mediados del siglo XII. La incorporación de Ucrania al imperio de los zares se produjo a finales del XVIII. Los movimientos nacionalistas ucranianos empezaron de inmediato, en el XIX, reivindicando su lengua, su literatura y tratando de resistir a la opresión rusa.

Lo que no tiene en cuenta Putin es que en 1917 no hubo una revolución, sino dos, una en febrero, que provocó el mes siguiente la abdicación del zar Nicolás II y el desplome del régimen zarista, y otra en octubre, con la toma del poder por los bolcheviques y el nacimiento del primer estado totalitario que ha existido. Una fue de carácter democrático y otra de carácter despótico. Lenin no derrocó a los zares, sino que destruyó un régimen democrático en ciernes. Ucrania proclamó su autonomía del gobierno central gracias a la primera, el 23 de junio, después de haber constituído un parlamento, o Rada, el 17 de marzo.

A Lenin le disgustó sobremanera la noticia, pero, después de su victoria de octubre, hubo de resignarse, porque lo prioritario era apuntalar el poder que había conquistado gracias a la ayuda del Estado Mayor Alemán. Se limitó entonces a mentir. Así, el 5 de diciembre ensalzó la libertad total del pueblo ucraniano, pero extendió “su mano fraternal a los trabajadores ucranianos” para luchar contra la burguesía. Trece días después, en un “Manifiesto al pueblo ucraniano”, acusaba a la Rada de llevar a cabo una “política burguesa y no reconocer el poder de los soviets en Ucrania”. No representaba, por tanto, a las masas trabajadoras, y no cabía posibilidad alguna de acuerdo con ella. El manifiesto terminaba dando un plazo de 24 horas para responder a sus requerimientos, porque, en caso de no ser así, no habría más remedio que declarar a la “Rada de Ucrania en estado de guerra declarada contra el poder soviético en Rusia y Ucrania”.

Puesto que no recibió una respuesta satisfactoria, Lenin cumplió su amenaza: proclamó una República Soviética de Ucrania en Jarkov el 25 de diciembre y los Guardias Rojos se apoderaron de Kiev poco después, el 8 de febrero de 1918.

Lejos de ser la bomba de relojería que Putin atribuye a Lenin, éste fue su modelo a seguir. Y así ha sido por parte de todos sus antecesores, hasta el año 1991, cuando Ucrania se independizó y entregó a Rusia el armamento atómico que había en su poder a cambio de que ella respetara la integridad de su territorio:: siempre se han tratado de aniquilar por medio del terror las aspiraciones de los ucranianos a la libertad. Lo que se está viviendo en Ucrania desde el año 2014 hasta hoy es el penúltimo acto de una agresión continuada desde el siglo XVIII, recrudecida durante el periodo soviético y continuada por Putin.

(Publicado previamente en Minuto Crucial el 17/03/2022)

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Acerca de Emiliano Fernández Rueda

Doctor en Filosofía por la Universidad complutense de Madrid. Profesor de filosofía en varios centros de Bachillerato y Universidad. Autor de libros de la misma materia y numerosos artículos.
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