La desnazificación de Ucrania

Bandera de Ucrania

Putin ha emprendido la “operación militar especial”, como llama a la invasión de Ucrania, con el fin de desnazificarla. Muchos habrán creído que el país está lleno de nacionalsocialistas émulos de Hitler, lo que justificaría la guerra, pero no es así.

Uno de los filósofos e ideólogos rusos que vienen defendiendo el viraje dado por Rusia desde 2012 es Dugin. En sus escritos se encuentra el contenido del concepto “desnazificar”.

Según él, los regímenes democráticos liberales de Europa y Estados Unidos son la antítesís de Rusia, sus antagonistas. No lo son por lo que hacen, sino por el mero hecho de existir y ser lo que son: democracias liberales. Es el ser de los occidentales lo que constituye una manifiesta amenaza para el Imperio Euroasiático que el redentor Putin tiene la misión de refundar y extender desde el Pacífico hasta el Atlántico. Todos los europeos y norteamericanos somos, pues, la Anti-Rusia.

Ucrania mostró interés por incorporarse a la Unión Europea el año 2013, lo que no era otra cosa que el deseo de convertirse también ella en Anti-Rusia. Había que desnazificarla. Había que impedir que se convirtiera en una nación, renunciando al futuro glorioso que le espera permaneciendo en la patria euroasiática.

Someterse a las leyes del libre mercado, adoptar el principio de legalidad, la individualidad desprendida del grupo (como si una célula pudiera independizarse de su organismo) exigir responsabilidad a los gobernantes, etc.: ése es el nazismo redivivo, según Dugin. En consecuencia Ucrania se ha nazificado y es obligación del ejército ruso desnazificarla, porque ella es la verdadera agresora; la respuesta armada es una mera operación militar de limpieza ideológica y de recuperación de la espiritualidad que Ucrania nunca debiera haber perdido. Putin sólo defiende la patria común, constituida por los múltiples grupos, religiones y lenguas que integran el Imperio Euroasiático.

La ideología que hay que establecer en Ucrania no debe apoyarse en principios de la Anti-Rusia. Hay que devolverle la gloria de pertenecer a la civilización ortodoxa eslava, la identidad que es suya por naturaleza.

Hasta aquí Dugin y lo que no es más que un nazismo rusificado.

Esta es la “desnazificación” puesta en marcha por el ejército ruso. En vista de lo cual es evidente que a las naciones liberales y democráticas occidentales les conviene sobremanera que acabe en derrota humillante y que luego, después de las necesarias transformaciones que habrían de sucederse en Rusia, este país vuelva al buen entendimiento con todos los demás de Europa, porque Rusia es Europa a fin de cuentas.

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Acerca de Emiliano Fernández Rueda

Doctor en Filosofía por la Universidad complutense de Madrid. Profesor de filosofía en varios centros de Bachillerato y Universidad. Autor de libros de la misma materia y numerosos artículos.
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