El gobierno del pueblo por sí mismo, o democracia, es más real cuanto más pequeña sea una comunidad política, porque los individuos pueden elegir a sus magistrados entre quienes conocen bien. Es casi imposible que el pueblo se equivoque en tales condiciones. Como dice Montesquieu, conoce los hechos en la plaza pública mejor que el rey en su palacio.
Pero es precisamente una plaza pública lo que no hay en comunidades políticas grandes. Hay, sí, municipios y provincias y regiones. Mas las regiones son ya demasiado grandes como para que un candidato sea de todos conocido. También son demasiado grandes las provincias y los municipios. Para que la democracia fuera real los grandes municipios deberían dividirse en distritos menores, de donde saldrían elegidos sus representantes, que elegirían a los provinciales, que a su vez elegirían a los regionales, y éstos a los nacionales. Lo sería más aún si los magistrados superiores estuvieran sujetos al mandato imperativo y pudieran ser destituidos en cualquier momento por sus mandantes. Sigue leyendo






