El libro ¿Ha terminado el siglo americano? (Is the American Century Over?) de Joseph S. Nye Jr., publicado en 2015, ofrece una reflexión rigurosa, realista y matizada sobre la posición internacional de Estados Unidos en el siglo XXI. El autor, figura destacada en el campo de las relaciones internacionales, profesor en la Universidad de Harvard y creador del concepto de “poder blando” (soft power), responde en esta obra a una pregunta recurrente en el discurso geopolítico contemporáneo: ¿estamos asistiendo al fin de la hegemonía estadounidense?. El concepto de «siglo americano»
Nye parte del análisis de la expresión “siglo americano”, acuñada por Henry Luce en 1941, para referirse al papel central que Estados Unidos asumió en el mundo tras la Segunda Guerra Mundial. Desde 1945, y especialmente tras la caída de la URSS en 1991, EE. UU. se convirtió en la potencia dominante a nivel militar, económico, tecnológico y cultural. Este período de predominio ha sido denominado «unipolar», en contraste con la bipolaridad de la Guerra Fría y la multipolaridad previa a las guerras mundiales.
El autor distingue entre declive absoluto (pérdida de capacidad nacional en términos objetivos) y declive relativo (pérdida de ventaja en comparación con otras naciones). Sostiene que EE. UU. no se encuentra en un declive absoluto, pues sigue siendo la potencia más avanzada en muchos aspectos. Lo que ha ocurrido es una redistribución del poder global, con la emergencia de países como China, India o Brasil, lo cual constituye un declive relativo natural, inherente a la difusión global del conocimiento y la riqueza.
Uno de los ejes del libro es el análisis del auge de China. Nye examina con detenimiento los argumentos que apuntan a un reemplazo del liderazgo global por parte del gigante asiático y concluye que, aunque China ha crecido con rapidez y tiene gran peso económico, enfrenta enormes desafíos internos:
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Desequilibrios demográficos (envejecimiento poblacional, desequilibrio de sexos)
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Falta de innovación autónoma
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Problemas medioambientales
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Régimen político autoritario, sin instituciones confiables ni estado de derecho independiente
Nye sostiene que China aún no ha superado a Estados Unidos en poder global ni está en condiciones de liderar un orden internacional alternativo.
El autor enumera las ventajas estructurales de Estados Unidos:
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Superioridad militar (bases, capacidad tecnológica, flota naval global)
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Liderazgo en innovación científica y tecnológica (Silicon Valley, universidades, I+D)
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Atracción cultural y prestigio institucional (soft power)
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Alianzas duraderas y profundas (OTAN, Japón, Corea del Sur, etc.)
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Mercado financiero estable y moneda de reserva mundial (el dólar)
Estas fortalezas no han sido igualadas por ningún otro país. Nye reconoce, sin embargo, los problemas internos: polarización política, desigualdad creciente, déficit fiscal, y pérdida de confianza en las élites. No obstante, argumenta que la resiliencia institucional y la capacidad de regeneración de EE. UU. superan las de sus rivales.
Una aportación central del libro es el concepto de poder inteligente (smart power), que Nye define como la combinación efectiva de poder duro (militar, económico) y poder blando (atracción cultural, legitimidad moral). Sostiene que el liderazgo estadounidense del siglo XXI dependerá más de su capacidad para convencer y atraer que para imponer.
Este enfoque se aleja de las posturas unilaterales y neoconservadoras (como las de la era Bush) y propone una diplomacia más cooperativa, que integre la fuerza con la persuasión, el ejemplo y la legitimidad.
Nye aduce que el siglo americano no ha terminado. Es su respuesta a la pregunta que da título al libro. Aunque reconoce que el poder estadounidense ya no es incuestionable ni absoluto, sostiene que ninguna otra nación está en condiciones de reemplazarlo. Además, defiende que el liderazgo global no es un juego de suma cero, y que el mundo necesita a Estados Unidos como eje estabilizador de la cooperación internacional.
En suma, el “siglo americano” no ha terminado, pero ha entrado en una nueva fase, más compleja, interdependiente y multipolar. El éxito futuro dependerá de que Estados Unidos sepa adaptarse a esa realidad con inteligencia estratégica y con una diplomacia renovada.
¿Ha terminado el siglo americano? es una obra ponderada, informada y contraria tanto al alarmismo como al triunfalismo. Lejos de vaticinios apocalípticos sobre el fin de Occidente, Nye propone una visión basada en datos, historia comparada y análisis estratégico.
En un mundo donde la tentación del aislacionismo o del repliegue nacionalista vuelve a tentarnos, este libro ofrece una defensa moderada pero firme del papel que Estados Unidos puede y debe jugar en el sostenimiento de un orden internacional abierto, liberal y cooperativo.