Desde la atalaya de la historia, observamos cómo las potencias ascienden y declinan, cómo las oportunidades se presentan y, si no se aprovechan con sabiduría, se desvanecen en el torbellino del tiempo. Philip H. Gordon, con la mesura de un experimentado consejero de seguridad nacional, nos invita a contemplar el presente de Estados Unidos en Oriente Medio no como una carga ineludible, sino como una coyuntura propicia para la acción prudente y estratégica.
I. La herencia de un pasado tumultuoso
En America Has a Historic Opportunity in the Middle East: Trump Has Leverage, but He Must Use It Wisely, publicado en Foreing Affairs en febrero de 2025, Gordon inicia su análisis recordando las sucesivas decepciones que han marcado la política estadounidense en Oriente Medio desde la presidencia de George H. W. Bush. Los intentos de Bill Clinton por lograr la paz entre israelíes y palestinos, la invasión de Irak bajo George W. Bush, las aspiraciones democratizadoras de Barack Obama durante la Primavera Árabe y la retirada de Donald Trump del acuerdo nuclear con Irán son episodios que, lejos de estabilizar la región, han contribuido a su volatilidad.
II. Una oportunidad estratégica sin precedentes
A pesar de este legado, Gordon identifica una serie de factores que configuran un escenario inédito:
- Debilitamiento de Irán: Las sanciones económicas, la pérdida de aliados regionales y la ineficacia de su defensa aérea han mermado significativamente la capacidad de disuasión de Teherán.
- Cambio de liderazgo en Siria: La sustitución de Bashar al-Ásad por una coalición anti-iraní ha alterado el equilibrio de poder, reduciendo la influencia de Irán en la región.
- Crisis interna en Irán: La elección de Masoud Pezeshkian como presidente en 2024, con una plataforma centrada en la mejora económica, sugiere una mayor disposición a negociar con Estados Unidos.
Estos elementos ofrecen a la administración Trump una posición de ventaja para renegociar un acuerdo nuclear más restrictivo y duradero, que incluya límites al enriquecimiento de uranio, restricciones al programa de misiles balísticos y una reducción de la injerencia regional de Irán.
III. La encrucijada de Gaza
El conflicto en Gaza, exacerbado tras los ataques de Hamas en octubre de 2023 y la respuesta militar israelí, ha sumido a la región en una crisis humanitaria sin precedentes. No obstante, el alto el fuego y el acuerdo de liberación de rehenes alcanzado en enero de 2025, con la mediación del equipo de Trump, abren una ventana para la estabilización.
Gordon subraya que la continuación de este proceso requerirá decisiones difíciles, incluyendo la liberación de prisioneros y la definición del futuro político de Gaza. Si Trump logra consolidar la paz y avanzar hacia la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudita, podría sentar las bases para una transformación duradera en la región.
IV. La necesidad de una diplomacia prudente
A pesar de las oportunidades, Gordon advierte sobre los riesgos de una política impulsiva. La tentación de imponer soluciones unilaterales o de buscar cambios de régimen podría desestabilizar aún más la región. En cambio, aboga por una estrategia que combine firmeza y flexibilidad, que aproveche la posición de fuerza de Estados Unidos para fomentar acuerdos sostenibles y beneficiosos para todas las partes involucradas.
En conclusión, el análisis de Gordon nos recuerda que, en la compleja danza de la geopolítica, las oportunidades deben ser reconocidas y gestionadas con prudencia y sabiduría. Estados Unidos se encuentra en un momento crucial en Oriente Medio, con la posibilidad de redefinir su papel y contribuir a la estabilidad regional. Pero, como bien señala el autor, el éxito dependerá de la capacidad de la administración para ejercer su influencia con mesura y visión estratégica.