Impuestos y tiranía

Piensan muchos que el gobernante no debería tener obstáculo alguno ante sí a la hora de poner impuestos y gabelas al pueblo. De ellos, unos lo han defendido con mucha fuerza cuando ha gobernado su sección, como sucedió en la época de Rusia soviética y sucede ahora todavía en algunos otros lugares, como Cuba. Otros, que hacen gala de defensa de la democracia, aducen que es requisito necesario el convocar Cortes. Y todos ponen por delante ideales como el de la justicia social, sin que ninguno sepa decir en qué consiste, y la función social de la propiedad, recogido este último en la Constitución del 78, que tampoco saben lo que es, si es que hay algo que saber aquí.

A lo de convocar el Parlamento para obtener de él su aprobación, pretendiendo así haberla obtenido del pueblo que ha de pechar con los gravámenes, habría que responder aquello que dejó escrito Juan de Mariana en su Sobre la moneda de vellón, cap. II, es a saber:

Bien se entiende que presta poco lo que en España se hace, digo en Castilla, porque los más de ellos son poco a propósito, como sacados por suertes, gentes de poco ajobo en todo y que van resueltos a costa del pueblo miserable de henchir sus bolsas; demás que las negociaciones son tales que darán en tierra con los cedros del Líbano. Bien lo entendemos, y que como van las cosas, ninguna querrá el príncipe a que no se rindan, y que sería mejor para excusar cohechos y costas que nunca allá fuesen ni se juntasen; pero aquí no tratamos de lo que se hace, sino de lo que conforme a derecho y justicia se debe hacer, que es tomar el beneplácito del pueblo para imponer en el reino nuevos tributos y pechos.

¿Os habéis fijado? Los que van a las Cortes “son poco a propósito, como sacados por suertes, gentes de poco ajobo en todo y que van resueltos a costa del pueblo miserable de henchir sus bolsas”.

Mucho no han debido cambiar los tiempos desde que se pronunciaron estas palabras. Si acaso lo han hecho en que esos que miran por “henchir sus bolsas” concitan a las gentes en las plazas para que protesten de lo que ellos mismos han sido causa en gran parte.

Pero dejémoslos ahora, que lo que interesa es solo aclarar que, si bien el pueblo debe acudir a remediar las necesidades del Estado y evitar que éste quiebre, de lo que se seguiría un grave perjuicio para él mismo, también es justo que el gobernante vea si hay otros medios, como por ejemplo la reforma del propio Estado y su estrechamiento a lo que es conveniente para los súbditos. Eso dice Mariana que se hacía en las antiguas Cortes de Castilla. ¿No deberían imitarlas las actuales para que a todos nos fuera mejor?

Allí se reconocía que el rey no es señor de las haciendas particulares de sus vasallos y no estaba autorizado a tomar nada de ellas sin el consentimiento de sus dueños. Obrar de otra manera se estimaba que era propio de tiranos.

Vean cómo lo atestigua la petición 68 de las Cortes habidas en Madrid el año 1329, siendo rey D. Alfonso XI:

Otrosí que me pidieron por merced que tenga por bien de les no echar ni mandar pagar pecho desaforado ninguno especial ni general en toda la mi tierra sin ser llamados primeramente a Cortes e otorgado por todos los procuradores que vinieren: a esto respondo que lo tengo por bien e lo otorgo.

Y Felipe de Comines, que escribió sobre la Corona de Francia, dijo así:

Por tanto, para continuar mi propósito no hay rey ni señor en la tierra que tenga poder sobre su estado de imponer un maravedí sobre sus vasallos sin consentimiento de la voluntad de los que deben pagar, sino por tiranía y violencia.

Añade además que tal príncipe “demás de ser tirano, si lo hiciere será excomulgado”.

Comines, Mariana y otros lo vieron así. Lo que no pudieron ver fue las formas refinadas en que hoy se hace pagar impuestos. Mirad a Bernanke y su Quantitativ Easing. Pero eso queda para otro momento.

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Acerca de Emiliano Fernández Rueda

Doctor en Filosofía por la Universidad complutense de Madrid. Profesor de filosofía en varios centros de Bachillerato y Universidad. Autor de libros de la misma materia y numerosos artículos.
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