De dos cosas he de tratar hoy brevemente, de la razón y del progreso, cosas ambas de importancia suma para los ilustrados del XVIII y sus posteriores secuaces, cuales fueron los revolucionarios franceses, pues pusieron en las armas y la rebelión lo que ellos habían puesto en la inteligencia y el discurso. Las dos fueron eficaces para, supuesto que la historia es un río de orillas izquierda y derecha según es la corriente, suponer en la derecha, motejados de retrógrados e irracionales, a quienes no las tomaban en consideración ni hacían de ellas materia para la guía política y social.
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Fiesta de la razón. 1793
El significado de la razón es por demás ambiguo e indefinido en el uso que de ella hicieron. Hacer uso de ella, a fin de cuentas, es algo que todos hacemos en nuestra vida diaria, y más y mejor en las ciencias y los saberes en general. Y, tanto en un campo como en el otro, es posible hacerlo de tres maneras: o bien se desciende de lo universal a lo particular, que se llama deducción, o bien se asciende de lo particular a lo universal, y se llama inducción, o bien, por último, se combinan una y otra, cosa por cierto la más común de todas. De la inducción hacen uso las ciencias positivas, obligadas a confirmar o desmentir sus hipótesis y teorías en algún experimento, bien entendido que también usan por fuerza la deducción. De la deducción hacen uso exclusivo las matemáticas y la lógica. Sigue leyendo