Archivo de la categoría: Filosofías de (genitivas)

Tratan de las actividades humanas en general

La clave de Galileo

En un pasaje de La física, aventura del pensamiento, de Einstein, A. y Ehfeld, L., editado el 5 de marzo de 1.958 en la ciudad de Buenos Aires por Losada y traducido por el Dr. D. Rafael Grinfeld, dice lo … Sigue leyendo

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Abdicación de Amadeo I

[caption id="attachment_3937" align="aligncenter" width="1037"] Izqda.: Escudo de Carlos V. Dcha.: Escudo desde Felipe II hasta Carlos II[/caption]
 En el escudo de Felipe VI no faltan el yugo y las flechas, que no han estado presentes en el de ningún monarca español, a excepción del de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. Se parece mucho al de Amadeo I de Saboya, un rey constitucional («Acepto la Constitución –de 1.869- y juro guardar y hacer guardar las Leyes del Reino») que abdicó, según dijo él mismo, por causa de las desavenencias entre partidos españoles.
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Instrucciones para dar cuerda al reloj

Y ya que ha aparecido Cortázar en esta humilde publicación, no estará de más traer otro reducido manual de instrucciones que él dio para una tarea tan difícil como es la de dar cuerda a un reloj. Seguramente es por eso por lo que se han inventado los actuales relojes, para no tener que esforzarse tanto en vencer las dificultades de los antiguos.
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Instrucciones para subir una escalera

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
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Polibio de Megalópolis

Nació entre el 210 y el 200 a. C. Murió el 127. Entre el 190 y el 180 tomó parte en la defensa de Pérgamo, en la batalla de Magnesia y en la guerra contra los gálatas. Debió estar presente en la marcha de los jóvenes aqueos, bajo la guía de Licortas, pretor de la Liga, contra los mesenios, obligándoles a reconocer la supremacía de los aqueos.
Polibio era oriundo de Megalópolis, una ciudad de la Arcadia. Parece irónico que la mítica región de los poetas haya visto nacer en Polibio, un historiador y filósofo de la historia, a su hombre más sobresaliente. Era hijo de Licortas, que siempre mantuvo una política de neutralidad hacia Roma. Su escuela política fue de primera mano. Pero no solo sabía de política. Según consta por los escritos antiguos que hacen referencia a su persona, había estudiado música, el arte de la guerra, la medicina, la cirugía, la astronomía, la geometría, la geografía, además de conocer bien a Homero, Píndaro, Eurípides, Hesiodo, Herodoto, Tucídides, Jenofonte, etc.
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Las hijas paren a las madres

El mañana es oscuro como la noche. No es posible decir nada sobre él con conocimiento cierto. Tampoco se puede decir gran cosa del pasado; solo un poco de aquellos hechos que hayan dejado estela sobre la superficie de la mar. Los que no la han dejado no están ante la mirada del navegante y no forman parte del pasado para él. Ello no significa que su mirada no sea objetiva. Todo lo contrario, pues tiene ante ella lo que en el transcurso del tiempo es resultado. Lo demás no cuenta ni puede contar. Si trata de saber algo de ello es por el afán del polimatés, no del filósofo. No se pueden recorrer los documentos antiguos con afán turístico, para decir «yo he estado allí». ¿Qué interés tiene hacer algo así?

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