No, Serguéi Magnitsky no es ningún adversario actual de Putin. Tampoco lo son otros muchos, como Boris Nemtsov, Alexander Perepilichni o Andréi Kozlov, asesinados todos ellos por el mismo motivo: investigar el robo y blanqueo de capitales ordenados por oligarcas rusos cercanos al poder del Kremlin.
El asesinato del abogado Magnitsky se ejecutó con una saña atroz. Lo tuvieron encerrado en una prisión durante 358 días. Enfermó y no recibió atención médica, pese a solicitarla una y otra vez. Los cálculos biliares la pancreatitis y la colecistitis doblegaron su cuerpo, pero no su voluntad. El dolor llegó a ser irresistible. Se encogía sobre sí, abrazando con fuerza sus rodillas, como único modo de mitigarlo. Pero se negó en repetidas ocasiones a firmar un documento en que se declaraba culpable del robo que él mismo había descubierto a cambio de una promesa de libertad. Sigue leyendo